Queda claro la necesidad de adquirir unos hábitos adecuados de hidratación en nuestra vida diaria, y lógicamente ante la práctica de cualquier actividad física, antes, durante y posteriormente a ésta.
Durante el ejercicio físico, como ya hemos comentado, se produce un aumento de las perdidas, durante el ejercicio la sudoración aumenta para compensar el aumento de la temperatura corporal, por lo que el aporte de agua tiene que ser mayor. Si el deporte se practica en un ambiente caluroso y húmedo la evaporación del sudor disminuye y se pierde sin que sea útil para disminuir la temperatura corporal, por lo que las necesidades hídricas serían todavía mayores.Si el ejercicio físico es de poca intensidad y corta duración (inferior a una hora), en principio no sería necesario una suplementación hídrica, ya que nuestro propio organismo al metabolizar los alimentos produce agua, que en actividades de baja intensidad sería suficiente para compensar las perdidasEn el escolar, la hidratación es un actividad casi automática, todos sabemos que cada 10 minutos están pidiendo permiso para ir a beber agua. Esa práctica que se realiza inconscientemente hemos de canalizarla y hacerla consciente con el fin de crear hábitos de hidratación previa al ejercicio, previa a tener sed, pues es cuando aparece la deshidratación, durante y después de nuestras sesiones. No tanto como necesidad fisiológica y sí como hábito para su interiorización y posterior puesta en práctica en ambientes extraescolares.
Por lo tanto y con este objetivo solicitaremos a los alumnos que junto a su bolsa de aseo traigan su botella pequeña de agua.
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